Hay un momento que me gusta especialmente, de todos
los que se suceden a lo largo del año en la dehesa extremeña, se trata de la Montanera, con
mayúscula. Cuando las lluvias ya han
conseguido que la otoñá en la dehesa este en su punto, las bellotas se
convierten en un manjar para los cochinos, estos frutos son verdaderamente, “la
semilla del jamón”.
La montanera,
es ese espacio de tiempo que va desde el mes de Octubre hasta finales de Enero,
y durante el cual los cerdos se alimentan especialmente de bellotas. Estas fechas van a oscilar, dependiendo de ese factor tan importante que
es la lluvia, principalmente. Si la otoñá no llega en su momento, muchas
bellotas se caen al suelo aun verdes, sin madurar. Según los expertos, estas
bellotas el cochino no las aprovecha, no son atractivas para su paladar, ya que
el fruto en ese momento es rico en ácido oxálico, málico y tartárico y no es
especialmente apetecible. Sin embargo yo los he visto comerlas y no parecía que
pusieran mal careto, aun estando verdes.
En los primeros momentos de la montanera y cuando la
bellota está en su justa madurez, el cochino se las come con ansia, comiendo
sin cesar todas las que encuentra, pero a medida que el guarro va ganando peso,
se muestra más selectivo a la hora de comer el fruto sagrado, así que desechan
las que se encuentran sucias o están ya
algo pasadas. Otra particularidad sobre la preferencia del puerco por las
bellotas, es que las pela, es decir, solo consume el interior del fruto, de
esta manera el cerdo evita la fibra y los taninos que se encuentran en la
cáscara y que le acarrearían molestias en su aparato digestivo. Si se pasea por
una zona de dehesa donde están los cochinos de montanera, se pueden observar
debajo de las encinas, las cáscaras de las bellotas, los “pelaeros”.
Pero los cochinos no solo van a consumir bellotas
durante la Montanera,
ya que estamos ante un animal omnívoro, así que no le haces ascos a las hierbas,
las cuales le van refrescar el paladar; los insectos, las setas, los bulbos, o las raíces
y prácticamente todo lo que encuentre que pueda ser digerido y sea agradable a
su paladar, les servirán de alimento. A su alimentación, además tenemos que
añadir el ejercicio que el animal realiza moviéndose continuamente entre las
encinas y alcornoques, buscando todas las viandas citadas anteriormente.
Después de lo dicho y muchas más peripecias que cochinos y humanos tendrán que
pasar a lo largo de este periodo mágico, conocido como Montanera, vendrán los
manjares que a todos tanto nos gustan. Pero para que este milagro se siga
produciendo, primero hay que salvar a la dehesa, de parásitos biológicos y parásitos humanos, y muy especialmente de
estos últimos.
Bellotas peladas por los cochinos.
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