Estos días últimos de del mes de enero, aunque el frío aun persiste, en los días soleados podemos observar en las aguas tranquilas al zampullín común (Tachybaptus ruficollis), el más pequeño de los somormujos que ya se entrega a sus paradas nupciales. Los machos se persiguen emitiendo sus reclamos, muy parecidos al relincho de un caballo. Son aves muy territoriales, así que cuando en la charca coinciden varios machos, se monta la algarabía por los territorios y por las hembras.Es un espectáculo verlos como rayos por la superficie del agua realizando sus persecuciones y peleas.
En breve construirán sus nidos, unas plataformas flotantes que construyen con vegetación y donde pondrán sus huevos, entre cuatro y cinco. Al parecer la fermentación de la vegetación podría tener alguna influencia en la incunbación de los huevos. Unas aves muy interesantes de observar.
Poco a poco los días comienzan a ser un poco más largos y aunque las heladas aun son extremas en el suroeste extremeño, los trigueros despuntan el día emitiendo sus reclamos desde lo alto de alguna atalaya disponible en las zonas más abiertas de nuestros campos. El posadero puede ser un amontonamiento de rocas, una retama, una alambrada o como en este caso de la foto, tomada al Norte de Fregenal de la Sierra. Badajoz, un peral silvestre. Desde allí, los machos, emiten sus reclamos para ir marcando ya sus territorios y atraer a las hembras, que en pocas semanas formarán la pareja para traer al mundo nuevos trigueros con los que llenar los posaderos y las zonas abiertas con sus llamativos y monótonos trinos.
El cormorán grande o común ( Phalacrocorax carbo), es un ave frecuente en las masas de aguas, tanto marítimas como continentales. La palabra cormorán procede del latín Corvus marinus que sería algo así como " cuervo marino". Sus gritos o graznidos roncos y su plumaje negro, nos recuerdan de alguna manera al cuervo.
Los ejemplares adultos son de color negro.
Las plumas de los cormoranes no son impermeables, así que cada cierto tiempo tienen que salir del agua y extender y sacudir sus alas, para que se sequen.
En sus rincones favoritos, donde el sol les calienta el plumaje, estas aves se acicalan mientras se les secan sus plumas.
Los ejemplares jóvenes también aprenden a secarse el plumaje. La coloración de estos es de una tonalidad más clara.
Retrato de cormorán joven.
