Según todos
los indicios, el cultivo del olivo tuvo su origen en Siria e Irán, más tarde se
extendería por el mediterráneo y por todo el occidente. También se extendió
algo más tarde hacia América, China, Australia y Sudáfrica.
En diferentes
partes del mundo existen olivos centenarios e incluso milenarios. Por mencionar
algunos, ahí está el olivo milenario de Chaoven en Marruecos o alguno en la Sierra del Maestrazgo en
Castellón, del que se dice que ya cumplió los mil doscientos años.
Pero no hace
falta que nos marchemos tan lejos; aquí en Extremadura, y concretamente en la
población pacense de la Morera,
existe un olivo al que se le puede estimar una edad de al menos quinientos
años. Se encuentra en el paraje conocido como Los Carrascales, sobre suelos
profundos, arcillosos y ligeramente básicos. Con la sierra de tierras calizas
de María- Andrés, vigilando imponente sobre estos olivares centenarios.
El Olivo de la Tapada, que así se llama,
presenta una altura de siete metros, el tronco dividido en dos, debido quizás a
un viejo desgarro, posee una peana ancha con marcadas “venas” y contrafuertes,
como corresponde a olivos viejos y añejos. Esta peana mide ocho metros de
diámetro en su base y el tronco está hueco, con algo de podredumbre
En cuanto a la
estructura del árbol, vemos una rama hacia el Norte en la que se aprecia madera
de corteza incluida, esta rama sería
necesario aligerarla de peso, porque podría producirse alguna rotura. También
con orientación Norte, se ve una gran rama primaria, que fue cortada hace años
con hacha y la herida no cerró correctamente. Las hojas son de un verde algo
más intenso que las de los olivos circundantes y algunas presentan algo de
repilo, pero muy escaso. Hay ramillas con tuberculosis, pero de poca
importancia. El fruto es gordo y abundante.
En el interior
de este centenario olivo, se ven numerosos brotes de varios años, ramos en
definitiva; personalmente creo que se debería de realizar una ligera poda para
eliminar algunos de esos ramos y limpiar el interior del árbol de ramillería
seca. El exceso de protección puede perjudicar la estructura de este árbol, en
un futuro. Estoy de acuerdo en que tenemos que proteger, pero tampoco en
exceso; si este árbol ha llegado hasta nuestros días, sin duda alguna, es por
el buen hacer de la gente de esta tierra, que ha sabido trabajar la tierra con
inteligencia.
Charlando con
un vecino que pasea por la zona con una docena de cabras, me dice que cuando
antaño realizaban el apaño de aceitunas, siendo el muy joven, había discusiones
por ver quien apañaba el fruto de este olivo, porque las cosechas eran muy
abundantes. Me dice que se le podían apañar perfectamente ocho o diez sacos de
sesenta o setenta kilos de aceitunas cada temporada, si multiplicamos cogiendo
los valores menores, tenemos cuatrocientos ochenta kilos de olivas, que no está
nada mal.
En cualquier
caso está claro que nos encontramos ante otra maravilla de la naturaleza
extremeña, una maravilla que se la debemos a esos hombre y mujeres que durante
años, con su esfuerzo y sacrificio nos legaron un tesoro que ahora tenemos el
deber moral de proteger, para generaciones futuras, pero siempre dentro de una protección racional y sin ser
demasiado paternalistas.
Este olivo está declarado como árbol singular, por la Junta de Extremadura.
Peana del olivo.
Tamaño del tronco.
Altura del olivo.