Desde hace varios días, andaba yo planificando fotografiar y observar lo más de cerca posible a los cormoranes del río Ardila. Hoy nueve de octubre decidí que sería este el día señalado para tal aventura naturalistica. Así que cuando el sol aún no había, ni siquiera clareado el día, salí con destino al lugar elegido; un dormidero al que acuden unos 300-400 cormoranes grandes, situado sobre grandes eucaliptos a la orilla del agua. Cargado con el equipo fotográfico: cámara, trípode,mochila y red de camuflaje, me dispuse a andar los varios kilómetros que separan el dormidero de cualquier lugar dónde se pueda dejar el coche aparcado; la primera sorpresa de la mañana me le da un zorro adulto de pelaje muy oscuro que cruza delante de mi, a pocos metros, para perderse entre las zonas de matorrales de la cara sur de la sierra.
Nada más llegar a pocos metros del dormidero, aún de noche, el único sonido perceptible son las discusiones guturales de los cormoranes,el olor de las deyecciones con aroma de pescado inundan el lugar.Los árboles-posaderos, están secos debido a la abundancia de excrementos. Allí me siento, en el suelo, con la red de camuflaje sobre mi y mi cámara. Los cormoranes se comportan como si nadie los observase, comienza a amanecer y yo comienzo a enfocar para realizar más de doscientas fotografías, de las cuales les expongo algunas aquí.
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