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martes, 1 de mayo de 2012

Por el río Ardila

Esta mañana dediqué varias horas a realizar observaciones por el curso medio del río Ardila; ése afluente del Guadiana tan poco conocido y tan maltratado, en muchos de sus tramos. El caso es que me encaminé por su orilla derecha y allí como siempre las vacas pastaban tranquilamente, mirando de reojo unas y con descaro otras, a mi paso, yo mirando también por el rabillo del ojo, no fuera a ser... Allí se alimentaban a los pies o las patas del ganado grupos de garcillas bueyeras. Un poco más abajo un grupo de ocho cigüeñuelas hacían lo propio en las aguas someras del río, picoteaban entre las plantas acuáticas, flores de ranúnculos y demás. Al verme levantaron vuelo emitiendo sus reclamos característicos, a poca altura sobre mi, para volver enseguida una vez que me alejaba aguas abajo. Una pareja de ánades reales andaba alimentándose en los charcones más grandes del río.También algunas garzas reales y cuatro ejemplares de cigüeña negra. Sobre el cielo que comenzaba a cubrirse de nubes cúmulo, planeaba un alimoche y bastante más alejados un grupo de buitres se remontaban aprovechando las corrientes ascendentes de aire caliente, que en ése momento empezaban a facilitar el vuelo a estas grandes aves.
Las carpas chapoteaban en las aguas someras y los abejarucos realizaban sus pasadas atrapando insectos y emitiendo sus reclamos. En el nido de cigüeña blanca, situado en una vieja casa, una de las zancudas permanece en el nido, quizá incubando o ya cuidando de sus pequeños pollos.
De vuelta por la margen izquierda del río, dos milanos negros planean a baja altura, varias golondrinas pasan casi rozando la superficie del agua y alejado ya del río un cartel de un color amarillo muy llamativo, advierte:
ATENCIÓN ABEJAS TRABAJANDO.

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