Hacía tiempo que andaba yo detrás de las gallinetas, quería hacer una sesión de fotos. De siempre me han parecido estas aves, muy difíciles de fotografiar, son especialmente desconfiadas. Hoy sali de casa antes que el sol de la suya. Aún de noche me encontre gente que volvía de las fiestas de San Juan; yo cargado con mi equipo fotográfico y ellos con sus vasos a cuestas. Llegué al lugar que semanas antes había decidido, como el más idoneo para la sesión con las gallinetas, monté el aguardo, me metí dentro y a esperar. Antes de salir el sol ya podía oir el reclamo de dos adultos de gallinula. Con el sol ya iluminando el escenario, apareció, después de dos horas la primera galllineta, las fotos realizadas no merecen mucho la pena, pero mira por donde que al poco sale un polluelo, en la imagen, y se pone justo delante del objetivo de la cámara, allí permaneció unos minutos, mientras emitía un débil reclamo y miraba extrañado al oir el clik de mi cámara.
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