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sábado, 29 de septiembre de 2012

AMONTONAMIENTO DE ROCAS; Un nicho ecológico muy singular.



En muchos de nuestros campos, cuando la tierra se labraba con yuntas de bueyes y colleras de mulas y mulos; el hombre, a medida que  removía la tierra con el arado y la vertedera, iba apartando las rocas que salían a la superficie, depositándolas en amontonamientos que podían alcanzar diferentes alturas, en algunos casos los he observado de hasta casi dos metros, pero la mayoría son más pequeños.
Yo me atrevería a decir, que estas “construcciones” rocosas, son ya un elemento más de muchos de nuestros campos, es más, deberían de considerarse parte de nuestra arquitectura tradicional, porque forman parte del paisaje y son elementos que están ligados a la historia del hombre-agricultor. Pero además son, desde un punto de vista ecológico, de alto interés para muchas especies de fauna y flora. Numerosas plantas crecen al amparo de estos refugios de piedra: esparragueras, candilitos, musgos y líquenes, por mencionar solo algunos. Entre estas plantas y rocas tienen su nicho ecológico un numeroso elenco de insectos: arañas, coleópteros, mantis, hormigas, escorpiones, orugas o saltamontes; estos a su vez atraen a reptiles como lagartijas colilargas, lagartijas ibéricas o salamanquesas, entre otros. Diferentes especies de sapos, también se refugian en estos oasis de vida.
Mamíferos como el zorro puede llegar a instalar sus zorreras en algunos de estos amontonamientos de rocas y en otras ocasiones lo utilizan como puntos de marcaje de territorio, al depositar en lo alto sus excrementos.
Las aves están muy bien representadas en estos puntos, así es fácil observar al mochuelo común utilizando las zonas más altas como oteaderos para lanzarse a por sus presas, como atalaya para emitir sus reclamos y en ocasiones llega incluso, a criar en estos nichos. El cernícalo vulgar se posa también aquí, así como las collalbas, las tarabillas, las calandrias, los trigueros, las cotujadas, los milanos, las águilas culebreras, los ratoneros y un largo etc de aves, que sin duda agradecen estos refugios-posaderos. Por lo tanto se pone de manifiesto la importancia de estos amontonamientos de rocas, que un día el hombre creó, sin pensar el gran favor que estaba haciendo a la fauna y la flora de nuestros campos. A ellos se lo debemos.

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