La mañana se presenta gris y algo fría, pero todo indica que
hoy tampoco lloverá, diciembre está siendo muy anormal desde el punto de vista
meteorológico. Me encamino por el tramo medio del río Ardila; una garza real
levanta el vuelo desde un recodo del río, un martín pescador pasa veloz como
una bala azul turquesa a ras de agua emitiendo su piido de costumbre. El camino
por donde voy desaparece y continúo por una senda dejada por las vacas y
ovejas. Me flanquean a un lado y otro; chopos, adelfas, zarzas, algún fresno y
eucaliptos. También aparece el almez, dos ejemplares centenarios flanquean como
dos torres la desembocadura del arroyo de Benferre tributario del Ardila por su
margen derecha. Estos almeces u hojaranzos como también los llaman por aquí,
debieron de ser plantados hace al menos doscientos años, quizás más. Ahora
están ya desprovistos de hojas, mostrando su esqueleto de ramas de corteza lisa
y centenarios troncos heridos por el paso del tiempo y la mano del hombre. Las
aves gustan de sus semillas, las almecinas, y son estas las que se están
encargando de repoblar de almeces este tramo del río. La madera de almez, la utilizaban para
fabricar herramientas de labor y aperos para los bueyes, al menos eso me cuenta
Román, un paisano que va con su burra y otro amigo y que vive en las huertas
del río desde siempre.
Le pregunto por los molinos harineros de la orilla derecha
del río y me dice que en uno de ellos se crio parte de su familia, las piedras
de moler las trajeron de Madrid hasta Encinasola y desde allí al río en carreta
tirada por bueyes, él era un crio de ocho o nueve años, pero lo recuerda muy
bien, como el primer día, porque curiosamente una vaca que acompañaba a la
carreta, parió un becerro en el camino y lo traían encima del carro con las
piedras de moler, y claro, aquello no se le olvidó nunca.
Otro interlocutor me dice que ellos están allí, en esas tierras,
desde tiempos inmemoriales, ya sus tatarabuelos andaban por allí cuando la
guerra de la independencia en el siglo XIX, cuando quisieron poner en el trono
de España a José Bonaparte, hermano de Napoleón.
Hablo con ellos de todo un poco, y así va uno aprendiendo de este
río desconocido pero tan interesante, que encierra historias aun por contar.
Almez (Celtis australis)
Interior de un molino, piedras de moler.
Molino en la margen derecha del río Ardila.
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